La fascinante historia de los modelos clásticos de historia natural y medicina tuvo como primera fase aquellos modelos realizados en cera a finales de siglo XVII. La cera probó ser particularmente apta para representar la vida orgánica, fácil de moldear y colorear. Aunque eran increíblemente realistas, eran caros de producir y podían ser deformados por la temperatura.
Esta técnica fue muy utilizada para crear modelos humanos para el estudio de la medicina, representando la anatomía y enfermedades. Las espléndidas colecciones de anatomía humana desarrolladas en Bolonia y Florencia, marcaron el apogeo de la anatomía plástica con la reproducción tridimensional en cera (Schnalke, 2004).
A finales de la década de 1820, el Dr. en medicina Louis Thomas Jerôme Auzoux comenzó a fabricar figuras anatómicas de papel maché, una combinación de corcho y arcilla, así como el papel y el pegamento. Los profesores de anatomía y sus estudiantes podrían utilizar el modelo de papel maché de forma duradera una y otra vez.
Los modelos anatómicos de cuerpos humanos creados por Auzoux fueron originalmente desarrollados para las clases de anatomía en medicina. Sus modelos clásticos permitían una interacción con el objeto de estudio, conservando la esencia de la clase de disección, de modo parecido a lo que se consigue con la moderna técnica de plastinación de von Hagens, en la que los modelos pueden ser incluidos en los cursos de anatomía mano a mano con cadáveres conservados en formol (Valdecasas, 2009). En respuesta a las cambiantes tendencias en la investigación científica y la educación, Auzoux comenzó a producir modelos de embriones humanos, animales y plantas, así como modelos de anatomía humana.
Los modelos, que eran fabricados en un taller con más de cincuenta operarios en Saint Aubin D’ecrosville, pueblo natal de Auzoux, ganaron gran fama en la década de 1820 por la aprobación de las academias científicas y médicas francesas. La compañía exhibió sus modelos de enseñanza en la Exposición Universal de 1851 en Londres, donde recibieron muchos elogios y premios, vendiéndose por todo el mundo hasta la llegada de los modelos de yeso, que los reemplazaron a finales de siglo (Maerker, A. 2008).
En la tesis sobre el estudio del material científico para la enseñanza de la botánica (Marín, 2014: 226) nos centrábamos en el estudio de los modelos clásticos de diferentes casas comerciales europeas y su papel en la enseñanza de la botánica en España. Precisamente en la enseñanza del reino vegetal el papel de los modelos de Auzoux tuvo un papel muy importante. En 1865 la compañía Auzoux introdujo una nueva línea con modelos de plantas de gran escala (Maerker, 2008). En un artículo titulado Science-Teaching in Schools, publicado en el primer número de la revista Nature, W. Tuckwell recomendaba los modelos de plantas de gran escala de Auzoux por permitir a los alumnos ver pequeños detalles botánicos: “Los modelos de plantas y órganos de la planta del Dr. Auzoux, tienen precios que oscilan entre 20 y 100 francos, son diez veces más grande que los ejemplares vivos y son una ayuda exuberante para los principiantes” (Tuckwell, 1869).
La colección incluía ejemplos de las principales familias de fanerógamas o plantas con flor que por ejemplo, se utilizaron en los institutos históricos de Madrid, por ejemplo, el profesor Galdo utilizó modelos clásticos para la enseñanza de la Historia Natural durante más de cuarenta años en sus clases diarias (Aragón, 2012 ). En el Instituto San Isidro de Madrid se encuentran algunos de estos modelos: el de la flor del alhelí amarillo (Erysinum cheiri), el beleño negro (Hyoscyamus niger), el guisante (Pisum sativum), la boca de dragón (Anthyrrhinum majus), la fucsia (Fuchsia hybrida), la margarita mojigata (Chrysantemum coronarium), la flor individual tubulosa de Chrysanthemum, la consuelda (Symphytum officinale), el trigo candeal (Triticum aestivum), la semilla de trigo (Triticum), la flor del melón (Cucumis melo) y el musgo capilar (Polytrichum commune) [1].
Bibliografía:
Aragón, S. (2012). Historias de objetos que cuentan historias: plantas, rocas y animales en los institutos históricos madrileños. En López-Ocón, L. Aragón, S. y Pedrazuela, M. (Eds.), Aulas con memoria. Ciencia, educación y patrimonio en los institutos históricos de Madrid (1837-1936). Madrid: CEIMES / Doce Calles.
Schnalke, T. (2004). Castin Skin: Meaning for Doctors, Artists, and Patients. En Chadarevian, S. & Hopwood, N. (Eds.), Models the third Dimension of Science. Standford: Standford University Press.
Tuckwell, W. (1869). Science teaching in schools. Nature, 1.
Valdecasas, A. G., Correas, A. M., Guerrero, C. R. y Juez, J. (2009). Understanding complex systems: lessons from Auzoux’s and von Hagens’s anatomical models. Journal of Bioscience, 34, (6), 835-843.
[1] Colección de modelos de botánica del Instituto San Isidro del proyecto CEIMES ceimes.cchs.csic.es(Consultado el 19/05/2013).